
Las elecciones presidenciales esta vez vinieron acompañadas de cierta sensación de fraude.
Hubo numerosas demoras, debido a la falta de boletas de candidatos opositores a la primera dama, y estas alentaban que mucha gente sin convicciones no se quejara de las ausencias; convirtiendo estos comicios en una violación, con mucha saña, a nuestra joven democracia.

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