El colorista me convenció que debía seguir con mechas claras y un color violeta en el baño de luz. Un halago por acá y por allá, aunque una sabe que son mentira, te levanta el ego y te anima a experimentar.
Lo más grave se presentó a la hora del corte. El profesional que me había teñido, enojado con los que cortan el pelo, porque habían salido de su función y habían teñido a alguien, empezó a sacar a tajadas mechones de mi larga cabellera mientras despotricaba contra los otros empleados, al tiempo que me aclaraba que como nunca había cortado...hoy estaba creativo.
Solo debo aclarar que el corte no me lo cobró, me hizo un peinado armadito y aun temo lavarlo por miedo a enfrentar como voy a tener que arreglarme por un par de meses para disimular el pajonal que cuelga de mi cabeza.
2 comentarios:
mirale el lado bueno. Tuviste un corte de pelo gratarola !!!!
Jajaja! es que si me lo cobraba le hacía un piquete en la puerta de la peluquería.
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