martes, 29 de abril de 2008

Hace poco me junté a comer con una ex compañera de trabajo y entre otras cosas le comenté que para poner el piso de madera había levantado los cerámicos con la maza y el cortafierro que me dio mi mamá; que estaba cosiendo las cortinas, tipo romanas, de la cocina; le pasé la receta de la salsa de roquefort para ponerle a unos arrollados de pechuga y le conté lo bien que me estaba yendo en el trabajo. A raíz de esto me mandó el siguiente mail:


"Son las 6 hs. a.m.,el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada. No querría tener que ir al trabajo hoy.

Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo menos salir de la cama, meter primera y poner el cerebro a funcionar.

Me gustaría saber quién fue la bruja, la matriz de las feministas que tuvo la infeliz de reivindicar los derechos de la mujer y por qué hizo éso con nosotras que nacimos después de ella.

Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas. Ellas pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, enseñándose mutuamente secretos de condimentos, tucos, remedios caseros, leyendo buenos libros de las bibliotecas de sus maridos, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos.

La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina.Hasta que vino una fulanita cualquiera que no le gustaba el corpiño y contamina a varias otras inconsecuentes rebeldes con ideas raras sobre “Vamos a conquistar nuestro espacio".

¡Que espacio ni que nada! Ya teníamos la casa entera, todo el barrio, el mundo a nuestros pies.Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse y para hacerse ver delante de sus amigos.

¿Qué rayos de derechos quiso brindarnos? Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nosotras como el diablo de la cruz.

No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba pero con tetas y cola paradas, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas y demás armas para no caer vencida por la vejez…

Maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con la tintura que las canas son peor que la lepra, elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo.

Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, cartitas con poesías, que me dé serenatas en la ventana.

Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar.Para quééééé había que demostrárselo a ellos???

Ay dios mío!, son las 6:30 am y tengo que levantarme...Estoy abdicando de mi puesto de “mujer moderna”!
No me arrepiento de lo que hago a diario. Creo que las mujeres actuales tenemos la autoestima más alta y hemos descubierto que somos capaces de muchas cosas.
L o que no me gusta de este cambio es que no se acepte a las que eligen otra cosa para su vida: no trabajar fuera de casa, no estar pendiente del físico o no tener hijos. Supongo que con los años seremos más tolerantes y aprenderemos a "no actuar en bloque"...

3 comentarios:

Naty dijo...

Me pasaron por mail algo similar...

La solución: laburar desde casa :)

Clari dijo...

Unas nacen con estrellas y otras necemos estrelladas, al laburo nos llamaron!!!!
Te invito a pasar x True colors: http://truecolors-bijou.blogspot.com
Besos!!!!!!!!!
No tengo tu mail x eso te lo dejo x acá... =)

Pataca me dicen dijo...

Naty: muy bueno lo tuyo
Clari: Ya mismo paso así chusmeo tus creaciones.