domingo, 16 de noviembre de 2008

Un hombre joven estaba de compras en el supermercado, cuando notó que una viejecita lo siguía por todos lados. Si él se paraba, ella paraba, además se quedaba mirándolo.
Al fin, caminó a la caja , ella se atrevió a hablarle y volteándose le dijo:
-Espero que no lo haya hecho sentirse incomodo; Es solo que usted se parece
mucho a mi hijo que recién falleció.
El joven con un nudo en la garganta, replicó que estaba bien, que no había problema.
La viejita le dijo:
-Le quiero pedir algo poco común...
El joven le contestó diciéndole:
- Dígame en que puedo ayudarla
La viejita le dijo que quería que le dijera
"Adiós mamá" cuando se fuera del supermercado, esto la haría muy feliz.
El joven sabiendo que sería un gesto que llenaría
el corazón y espíritu de la viejecita, accedió.
Entonces, mientras la viejita pasaba por la caja registradora se volteó y
sonriendo, con la mano le dijo
-¡Adiós HIJO!
El lleno de amor y ternura le respondió efusivamente
-¡ADIOS MAMÁ!
El hombre, contento y satisfecho por que seguramente había traído un poco
de alegría a la viejecita, continuó pagando sus compras.
-Son $ 4.387,00- le dijo la cajera.
-¡Por qué tanto, si sólo llevo cinco cosas!

Y la cajera le dice:
-Si, pero su MAMÁ dijo que usted pagaría por sus cosas también



Moraleja, no confíen en ninguna vieja de mierda que se les acerque en el supermercado

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