
Es difícil amar a la naturaleza cuando las hormigas me comen las plantas, las cucarachas quieren invadir mi cocina, los mosquitos se ensañan con mis tobillos, las palomas dejan sus excrementos en mi balcón, las abejas deciden hacer un panal en la madera de mis persianas, las babosas ensucian por doquier, las arañas tejen sus casas dentro de mi casa, los bichos bolitas entran por la ventilación del baño, los grillos no me dejan dormir, las polillas se alimentaron con dos o tres prendas bonitas que tenía.
Entiendo que hay que ser ecologista, pero por justicia a la igualdad, de la que debemos gozar todos los seres de este planeta, seguiré aborreciendo a esos bichos invasores hasta que aprendan un poco de urbanismo y respeto a la propiedad ajena.
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